Aunque las grandes criptomonedas como bitcoin y ethereum hayan superado de nuevo los 45.000 dólares y los 3.000 dólares respectivamente tras la espectacular caída experimentada entre mayo y julio de este mismo año, lo que puede hacer que algunos inversores puedan pensar que la capitalización actual del mercado de las criptomonedas es enorme, lo cierto es que los dos billones largos de dólares que capitalizan las criptomonedas son una cantidad más bien modesta en comparación con el tamaño de otros activos financieros, y por supuesto si se compara con el PIB mundial, y por lo tanto su cotización es sensible a multitud de factores que se deben tener en cuenta a la hora de invertir.
Un mercado dominado por ballenas
Ya sea porque se negocia con criptomonedas con un bróker como Plus500, porque se minan con el considerable gasto energético que supone según la criptomoneda de la que se trate o porque se especula con ellas como si de acciones o futuros se tratase, todos los inversores deben estar familiarizados con varios riesgos como puede ser el apalancamiento en el trading online -permite operar con menos dinero inicial y apalancarse para aumentar el valor de una operación, y por ello mismo los riesgos son altos en este tipo de operaciones, sobre todo cuando el nivel de apalancamiento o volatilidad son altos- o los movimientos de las ballenas, que es el nombre que reciben aquellos actores del mercado que pueden emplear gran cantidad de capital como por ejemplo los fondos institucionales.
Y es que en mercados con una capitalización relativamente pequeña -en este momento todas las criptomonedas valen un poco más que el PIB de Italia, una potencia europea, sin duda, pero con un peso específico que se va reduciendo año a año- movimientos por valor de unas pocas decenas de miles de millones de dólares pueden espolear a toros u osos con más facilidad que en el caso de otros activos, y al ser movimientos alcistas o bajistas “artificiales” son más difíciles de prever y pueden pillar a contrapié a cualquier inversor.
El papel de los Estados
Aunque es cierto que el poder y la influencia de las grandes corporaciones ha aumentado de forma exponencial durante las últimas décadas, los Estados siguen teniendo un poder inmenso en nuestro mundo, no en vano tienen poder sobre la moneda y cuentan con el monopolio del uso de la fuerza, y como se ha visto en los últimos meses un movimiento en contra de un gran país, como es China, puede influir muy negativamente en el precio de las criptomonedas, no en balde, la legislación contraria a la minería de bitcoin llevada a cabo por el gobierno chino tuvo su parte de culpa en el desplome del precio del mercado de las criptomonedas, aunque los mineros ya se hallen en proceso de migrar su actividad desde China a otros lugares del mundo -en este sentido Islandia se perfila como sorprendente candidata a acoger a gran parte de estos mineros, gracias a que obtiene toda su energía de fuentes renovables como la geotérmica-.
Por lo tanto la lucha de los Estados contra un activo potencialmente descentralizador de un instrumento tan importante como son las monedas es otro factor que afecta a la volatilidad y que por lo tanto se debe tener en cuenta a la hora de invertir.
Un mercado al albur de los influencers
Es innegable que no sólo los hechos influyen en la cotización de los activos financieros, sino también las meras palabras, incluso una sola palabra en forma de tweet es capaz de mover el precio de un activo hacia arriba, y en la misma línea un comentario sobre el alto consumo de energía que requiere la minería puede hacer caer los precios.
Y es que tras ese comentario los inversores pueden intuir que la inversión va a entrar a raudales o va a salir en tromba del activo protagonista del mismo o simplemente puede cambiar el estado de ánimo de un mercado formado por millones de pequeños inversores provocando un aumento de la tendencia alcista o bajista.
Cualquier inversión es susceptible de ser influida por estos factores, pero en el caso de las criptomonedas es especialmente evidente y debe ser muy tenido en cuenta por los inversores, ya que como se puede comprobar en cualquier gráfica, la cotización puede cambiar de sentido rápidamente y con mucha intensidad y por lo tanto tiene un nivel de volatilidad y de incertidumbre muy alto.