Todos buscamos la relación de pareja ideal, esa en la que nos sentimos cómodos y que nos aporta felicidad. Pero, lo cierto es que es complicado no sucumbir a los retos de la rutina y que no acabe devorándonos lo cotidiano. Sin embargo, hay un problema más preocupante y dañino. Se trata de vernos atrapados en una relación tóxica. Te proporcionamos las claves para que lo detectes a tiempo y puedas salir de esta situación.
¿Qué es una relación tóxica?
Como adelantábamos, las relaciones de pareja no son esa balsa de felicidad idílica que nos pintan las películas o la literatura. Por muy enamorados que estemos, los problemas del día a día y la propia rutina, van creando problemas en la convivencia.
Pero, eso es una cosa y otra muy distinta verte inmersa en una relación tóxica. Es decir, una situación en la que uno de los miembros de la pareja o ambos tienen la iniciativa de hacer daño al otro. Además, no existe respeto, ni complicidad o apoyo. Esta actitud puede ser consciente o no, pero las consecuencias son igualmente preocupantes.
A veces es complicado detectar una relación tóxica. Estas pistas te servirán de guía:
- Abusa del victimismo. Las personas que desarrollan relaciones tóxicas tienen una tendencia a sentirse el foco de todos los infortunios. Se quejan constantemente de que les atacan, sin responsabilizarse nunca de nada.
- Te critica constantemente, más aún si hay gente delante. No siempre podemos controlar el momento en el que surge una desavenencia con nuestra pareja, pero lo que hay que evitar es que la reacción se nos escape de las manos. Si tu compañero se regocija compartiendo tus defectos, miedos o inseguridades en público, ten claro que eso no es amor.
- Te aleja de tu familia o amigos. Esta es una de las señales más claras de la toxicidad de una pareja. No deberías permitir ni la más leve cesión que implique un aislamiento de la gente a la que quieres.
- Sientes coartada tu libertad. Una cosa es que tengas en cuenta a tu pareja y evites, en la medida de lo posible, actuaciones que le puedan molestar. Y, otra muy distinta, que te autocensura y pierdas libertad para tomas tus propias decisiones. Por supuesto, un grado más de preocupación es que tu pareja te controle y vigile que todo lo que haces. Incluso, en aspectos tan íntimos como prohibirte que uses un dildo o te oriente en tus fantasías sexuales.
- Tienes sensación de soledad. A parte de ese aislamiento social al que tu pareja quiere someterte, en las relaciones tóxicas es muy común el sentimiento de soledad. O, más aún, la soledad real. Porque tu autoestima se va minando y tienes temos a verbalizar lo que te pasa, porque piensas que nadie te va a comprender.
- Tu pareja toma represalias cada vez que tenéis un choque de opiniones. Es capaz de estar días sin hablarte simplemente porque habéis discutido o no has hecho algo que te pedía.
- Justificas el comportamiento de tu pareja. Una de las consecuencias más graves de las relaciones tóxicas es que tú mismo acabas por convencerte de tu culpabilidad. O sea, justificas el sometimiento a sus deseos o sus malas reacciones y pones la carga de la responsabilidad en tus fallos. Casi sientes que debes estarle agradecido.
Una relación tóxica es siempre negativa. Si la detectas a tiempo, puede que haya posibilidad de reconducir la situación. Pero, lo que no debes hacer nunca es resignarte y seguir adelante sin más. ¡Siempre existen otras salidas!