Cuando el amor de pareja llega a su fin y se toma la decisión de poner en marcha los trámites del divorcio, resulta de vital importancia saber cómo actuar en cada momento. De lo contrario, el proceso se puede dilatar en el tiempo y sumar una larga lista de gastos económicos difíciles de asumir. Todo ello sin hablar del importante impacto emocional que supone divorciarse de malos modos. Por consiguiente, queremos darte unos cuantos consejos para que sepas cómo comportarte de cara a poner fin a esta gestión con la menor cantidad de conflictos posibles.
Qué hacer si la pareja no abandona la vivienda
Uno de los primeros puntos de discusión en una pareja que se quiere divorciar es tratar de que la otra persona abandone el domicilio compartido. Es posible que la convivencia sea inaguantable y, por eso, una de las principales dudas entre quienes se están separando es “como sacar a mi marido de mi casa legalmente”. Bien, en este punto lamentamos decirte que no es viable.
Hasta que no haya un acuerdo judicial sobre el divorcio, no se le puede exigir al cónyuge que se marche de la vivienda mutua. Por lo que te recomendamos que te ahorres todo tipo de amenazas y llamadas a la policía, ya que lo único que van a hacer es complicar más las cosas. En su lugar, los mejor es ir a buenas y tratar de mediar con el diálogo.
Habla con tu pareja para explicarle por qué es tú quien se queda en la casa (si es que realmente hay un motivo). En caso de que esto no tenga sentido o que la otra persona se niegue a escuchar, tocará llegar a un acuerdo. Permanecer ambos en el mismo espacio en estos casos es inviable; motivo por el que repartir turnos para visitar el domicilio es una sabia decisión.
Cómo pactar todas las medidas a adoptar
Una vez se resuelve esta cuestión, es cuando realmente empiezan los conflictos. Momento en el que una vez más te tenemos que animar a que lo lleves todo desde la calma y la serenidad. Nada de actuar con rencores de por medio y enfados. De hecho, uno de los primeros objetivos de todo abogado de separación es buscar la vía del mutuo acuerdo.
En un divorcio hay dos opciones que se pueden seguir según sea el caso: el divorcio contencioso y el de mutuo acuerdo. Mientras que el primero suele durar en torno a un año y exige el paso por los tribunales, el segundo se puede ejecutar de forma exprés en un margen de tres meses. Sin jueces ni abogados contrarios de por medio: todo se llevará a término con el entendimiento y la actitud amistosa.
Debido a ello, los abogados de familia que gestionan los divorcios de mutuo acuerdo tienen que desempeñar también un rol de mediación. Es decir, son quienes van a velar por los intereses de ambas partes en aras de que, en la realización del convenio regulador, los dos cónyuges estén satisfechos. De este modo, se evitan peleas por la fijación de las pensiones, de la custodia, de la liquidación de gananciales o, volviendo al tema anterior, el uso de la vivienda familiar.
¿Y una vez se firma el divorcio?
Si los tres meses han pasado sin complicaciones legales de por medio y habéis logrado mantener el respeto en todo momento, podéis decir con orgullo que el matrimonio ha terminado en buenas condiciones. Un cierre ejemplar para algo que nació por el amor entre dos personas y que, hasta el último momento, supo mantener la entereza.
No obstante, a partir de este instante es igualmente necesario respetarse mutuamente. Sobre todo si hay niños de por medio. Un divorcio es un nuevo punto de partida para ambas partes y no hay que dejarse afectar por sentimientos de celos o envidias. Todo lo contrario: hay que celebrar la felicidad de la otra persona y salir en búsqueda de la propia para así evitar que los problemas legales surjan aún con el divorcio firmado.