La Catedral del Buen Pastor es una obra del arquitecto donostiarra Manuel de Echave y está ubicada en el Ensanche de Amara. Esta iglesia fue construida en el año de 1897 y tiene una superficie de mil 915 metros cuadrados. Desde 1953, funciona como catedral, estatus al cual fue elevada por la Iglesia Católica. La planta es rectangular y simétrica, con una cruz latina de tres naves, un crucero y un presbiterio.
Está hecha con argamasa o bloques de piedra arenisca que fue sacada de las canteras del monte Igueldo. Quizás los elementos más decorativos y significativos son las coloridas vidrieras hechas por el artista Juan Bautista Lázaro, así como sus gárgolas robustas, paredes, pináculos y su nave extraordinaria.
En el interior hay una gran cripta, mientras que en el exterior, Ramón Cortázar construyó una torre de 75 metros de altura.
El altar mayor se hizo para honrar al Buen Pastor. En él se encuentran las estatuas de San Antonio, Nuestra Señora del Carmen, Santa Teresa y también el emblemático Sagrado Corazón. Es una de las mayores atracciones de la ciudad de San Sebastián en el País Vasco y por ello, hay free tour en San Sebastián que guían y muestran a los turistas esta maravilla de la arquitectura.
La historia tras la catedral
El periodo más próspero de San Sebastián se produjo entre mediados del siglo XIX y principios del XX y se le denomina la Belle Époque Donostiarra.
Tras el fallecimiento del rey Alfonso XII, la reina María Cristina, quien quedó como regente, decidió ir a veranear a esta ciudad. Además, trasladó la corte a la ciudad donde funcionaría, concretamente, en el Palacio de Miramar.
San Sebastián fue protagonista de una época dorada en la cual se hicieron algunas de las obras más emblemáticas de la ciudad y atractivas desde el punto de vista estético y arquitectónico. Entre ellas destacan el mencionado Palacio de Miramar, el Teatro Victoria Eugenia, el Gran Casino, que hoy alberga el Ayuntamiento, y la Catedral del Buen Pastor.
El notable templo, de inmensa monumentalidad, incluye un buen número de elementos significativos que merece la pena descubrir.
San Sebastián tendría su catedral
Los vecinos del sur de la ciudad llevaban tiempo abogando por la creación de una iglesia parroquial. Tras presentar un diseño en 1887 se eligió el concepto del arquitecto Manuel Echave.
Para iniciar la construcción de la iglesia del Buen Pastor, que se edificaría en el ensanche de Amara, había que desecar primero el terreno cedido. El río Urumea había creado una serie de pantanos que imposibilitaban la colocación de los cimientos.
Pero, el memorable 29 de septiembre del año 1888, la reina María Cristina y sus hijos presidieron la colocación de la primera piedra. Sería la primera vez que el futuro Alfonso XIII, que solo tenía dos años, firmara un papel oficial, presumiblemente con la asistencia de su madre. Echave se encargaría de las obras durante los siguientes nueve años.
El uso de la piedra arenisca de las canteras del monte Igueldo en la futura catedral era inherente a la naturaleza de San Sebastián y fue una manera simbólica de integrar la ciudad al templo.
La catedral quedó consagrada el 30 de julio de 1897 y la familia real, tan arraigada en esta zona, asistiría una vez más para ver lista la monumental iglesia.
Muchas décadas después, en 1953, la nueva diócesis de San Sebastián necesitaba elegir un templo como sede y por su grandeza y sus modernas soluciones, el Buen Pastor debía ser el elegido.
Ese mismo año fue elevada a la categoría de catedral, lo que exigió importantes reformas acordes con su nuevo estatus. Aunque la catedral del Buen Pastor carece de la antigüedad propia de este tipo de estructuras, su magnificencia es evidente en todos los aspectos.
Manuel Echave se inspiró directamente en las catedrales góticas alemanas, especialmente en la magnífica catedral de Colonia.
La elevada verticalidad de la obra, acentuada con arcos puntiagudos muy marcados, rematada con pináculos y gárgolas y afligida por numerosos vanos con vidrieras, es el primer indicador de esta influencia. Todas estas soluciones se inscriben claramente en el estilo historicista neogótico.