Como bien es sabido, dentro del terreno de la medicina cada vez existen más técnicas y tratamientos efectivos con los que poder ayudar en todo lo posible a los pacientes. Hay que decir que, el objetivo de todos ellos, no es otro que acabar por completo con adicciones, fobias, miedos o afecciones, en todos los sentidos. Si bien es cierto en esta área cada vez hay tratamientos más innovadores, una de las técnicas que más popularidad y protagonismo está adoptando, sin duda, es la hipnoterapia.
Para hacerse una mejor idea de en qué consiste, hay que hablar de la hipnosis, que no es otra cosa que un proceso a través del cual, el especialista somete al paciente a un procedimiento de inducción, donde el afectado experimenta rápidamente modificaciones en sus comportamientos, pensamientos, sensaciones o incluso percepciones.
Es decir, gracias a la hipnosis los pacientes pueden llegar a tener otras respuestas que, cuando están en estado normal, se vuelven muy presentes, ayudando a llevar un mejor control de las funciones fisiológicas que, hasta antes de la hipnosis, dichas funciones se consideraban involuntarias.
Lo cierto es que la hipnosis es un proceso que suele reportar buenos resultados, no obstante, en el caso de someterse al mismo, es esencial que se haga con profesionales expertos que tengan el título de hipnoterapia curso y estén perfectamente cualificados y homologados para ello.
¿Para qué se suele utilizar la hipnoterapia?
Aunque muchos piensen lo contrario, la hipnoterapia es una técnica que se aplica para numerosas afecciones. De hecho, de entre las más habituales, hay que destacarla como tratamiento para mejorar los síntomas de la ansiedad, estrés, depresión o trastornos del hábito, entre otras cosas.
A pesar de que se ha comprobado que la hipnoterapia puede llegar a ser un tratamiento bastante efectivo que reporta muy buenos resultados, es importante mencionar que esta no suele ser un único tratamiento, más bien, se utiliza como una técnica añadida a un tratamiento más global, sabiendo que, para aplicarla, es necesario realizar previamente un análisis detallado de cada paciente.
Además de las áreas mencionadas, hay que decir que la hipnoterapia también se utiliza a menudo para problemas relacionados con la salud mental, siendo bastante frecuente aplicar la técnica a personas que presentan problemas de alcoholismo, sexuales, dolores crónicos, falta de concentración, baja autoestima o trastornos del habla.
Dejar de fumar
Como ya se ha comentado, la hipnosis está resultando ser una buena técnica para tratar problemas de fobias, miedos, sueño, depresión, dolor o estrés, no obstante, en la actualidad cada vez se está utilizando más como terapia de choque para dejar de fumar. No hay que olvidar que el tabaquismo puede llegar a ser un gran problema para muchas personas, de ahí que se decanten por nuevos métodos. En este sentido, con la hipnosis, los profesionales pueden incidir de manera directa en el comportamiento de los usuarios y de esta forma, ayudar a cambiar ese consumo de tabaco.
A corto plazo, es el tratamiento antitabaco que está dando mejores resultados, sabiendo que es suficiente con 3 o 4 sesiones.
¿Por qué aprender la hipnoterapia?
Para aquellos profesionales del sector que quieran seguir especializándose en este terreno, la hipnoterapia es una buena opción. De hecho, se recomienda que los expertos cuenten con estos conocimientos para poder seguir dando mejores e innovadores servicios a los pacientes.
Son muchos los motivos por los que un profesional debería aprender este tipo de técnicas, entre otras, porque así se conoce un método nuevo que permite abrir la variedad de prestaciones a los clientes.
Además, es una técnica que permite ayudar a los pacientes a solucionar diferentes tipos de conflictos, así como se presenta muy efectiva en problemas relacionados con el alcohol, el tabaco o la cocaína. Asimismo, es un tratamiento recomendado para los trastornos de la alimentación, como obesidad, bulimia o anorexia.
A lo que se suma su efectividad en terapias de sexología, contra el insomnio, para aliviar dolores o incluso para aminorar los efectos provocados por tratamientos más invasivos como la quimioterapia.