El reflujo gastroesofágico es una condición comúnmente asociada con síntomas como la acidez estomacal y la regurgitación de alimentos.
Sin embargo, existen manifestaciones menos evidentes que, si no se identifican y tratan adecuadamente, pueden comprometer la salud a largo plazo.
Estos síntomas “silenciosos” incluyen tos crónica, ronquera y dificultad para tragar, entre otros.
Ignorarlos puede conducir a complicaciones graves, siendo fundamental reconocer cuándo es necesario acudir a un gastroenterólogo especialista en reflujo.
El Dr. Julio Atencino, reconocido profesional en el área, destaca la importancia de una detección temprana para prevenir consecuencias mayores.
Síntomas menos conocidos del reflujo gastroesofágico
Aunque la acidez es el síntoma más común del reflujo gastroesofágico, existen otras manifestaciones que suelen pasar desapercibidas:
- Tos crónica: Una tos persistente sin causa aparente puede ser resultado del ácido estomacal que irrita las vías respiratorias superiores.
- Ronquera: La irritación de las cuerdas vocales por el reflujo provoca cambios en la voz, como ronquera o voz áspera.
- Dificultad para tragar: La inflamación del esófago dificulta el paso de alimentos, causando la sensación de que la comida se atasca.
- Sensación de nudo en la garganta: Algunos pacientes experimentan una sensación constante de tener algo atrapado en la garganta.
- Sibilancias: El reflujo puede causar sonidos agudos al respirar debido a la irritación de las vías respiratorias.
- Goteo nasal posterior: La sensación de mucosidad que desciende por la parte posterior de la garganta puede estar relacionada con el reflujo.
Estos síntomas, aunque menos conocidos, pueden ser indicativos de reflujo faringolaríngeo, una variante del reflujo gastroesofágico que afecta las vías respiratorias superiores.
Complicaciones del reflujo no tratado
Aunque para algunas personas el reflujo no es una enfermedad grave o que requiera de mucha atención, la verdad es que ignorar o minimizar estos síntomas puede llevar a complicaciones serias:
- Esofagitis: La inflamación crónica del esófago suele causar dolor y dificultar la deglución.
- Estenosis esofágica: El daño continuo provoca cicatrices que estrechan el esófago, dificultando aún más el paso de alimentos.
- Esófago de Barrett: Una condición pre cancerosa en la que el revestimiento del esófago cambia debido a la exposición prolongada al ácido.
- Cáncer de esófago: El riesgo de desarrollar adenocarcinoma esofágico aumenta en pacientes con esófago de Barrett.
- Problemas respiratorios: El reflujo puede agravar o desencadenar condiciones como asma, bronquitis crónica y neumonía por aspiración.
¿Cuándo acudir a un gastroenterólogo especialista?
Ante cualquier síntoma de esta afección es preciso buscar ayuda, suele recomendarse optar por profesionales como un gastroenterólogo especialista en reflujo. Sin embargo, es indispensable buscar ayuda profesional cuando existen síntomas como:
- Síntomas persistentes: Si experimentas síntomas de reflujo más de dos veces por semana y estos interfieren con tu calidad de vida.
- Síntomas atípicos: Manifestaciones como tos crónica, ronquera o dolor torácico que no responden a tratamientos convencionales.
- Dificultad para tragar: Cualquier sensación de que la comida se atasca o dolor al deglutir.
- Pérdida de peso inexplicada: Una disminución de peso sin causa aparente puede ser señal de una complicación del reflujo.
- Sangrado gastrointestinal: Vómitos con sangre o heces negras indican daño esofágico severo.
En esto, el Dr. Julio Atencino, un gastroenterólogo especialista en reflujo, enfatiza que una evaluación oportuna permite un diagnóstico preciso y la implementación de tratamientos adecuados, reduciendo el riesgo de complicaciones graves.
Opciones de diagnóstico y tratamiento
Para tener un tratamiento efectivo, un gastroenterólogo especialista en reflujo realizará una serie de pruebas para evaluar la gravedad del reflujo y sus posibles complicaciones. Dentro de estas pruebas y posibles tratamientos encuentras:
- Endoscopia digestiva alta: Permite visualizar el esófago y detectar inflamaciones, úlceras o cambios pre cancerosos.
- Manometría esofágica: Mide la función motora del esófago y la eficacia del esfínter esofágico inferior.
- pH-metría esofágica de 24 horas: Registra la cantidad de ácido que refluye al esófago durante un día completo.
El tratamiento suele incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos que reduzcan la producción de ácido y, en casos severos o refractarios, opciones quirúrgicas.
Recientemente, se han implementado técnicas mínimamente invasivas que ofrecen soluciones efectivas con menos efectos secundarios.