Los mil y un beneficios de una buena siesta
¿Cuántos en la sala hemos crecido diciéndole no a la siesta? Al parecer, muchos, concretamente, el 60% de los españoles, según un estudio de ASOCAMA.
Algunas de las razones por las que no nos permitimos este pequeño lujo es porque a la siesta se le han atribuido innumerables “Sanbenitos”: ser perjudicial para la salud, influir en el buen descanso nocturno, etc.
Por raro que nos parezca, la siesta, en su justa medida y siguiendo las recomendaciones de los expertos, puede traer consigo beneficios. A continuación, enumeraremos los principales beneficios de la siesta.
Echar siesta para rendir más
¿Nunca te has parado a pensar que cuando duermes bien rindes más en tus obligaciones? Si esto es así, ¿por qué no iba a pasar igual con la siesta? Son muchos los estudios que demuestran que la siesta ayuda a mejorar la memoria a corto plazo y aumenta la productividad en el trabajo y el rendimiento escolar en los más pequeños.
Mejorar tu estado de ánimo gracias a una siesta
La falta de sueño es un estado del que el cuerpo busca huir. Por ello, responde como si se encontrara en una situación de alerta o peligro, liberando cortisol, más conocida como la hormona del estrés. Cuanto menos se duerme, más se predispone al organismo al cansancio y cambios de humor.
En la otra cara de la moneda, dormir hace que nuestro cerebro se inunde de serotonina, una sustancia muy beneficiosa para nuestras neuronas que, además, se encarga de regular funciones básicas como nuestro estado de ánimo, sueño o hambre.
La siesta es buena para el corazón
La siesta se declara enemiga acérrima del estrés ¿Sabías que la siesta puede ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad? Y como todos sabemos, el estrés está muy relacionado con la aparición de enfermedades cardiovasculares. Así que, menos estrés, menos riesgo de padecer estas enfermedades.
Siesta sí, pero ¿cómo?
Es importante que si decidimos sucumbir a los poderes de una siesta, lo hagamos conociendo los pormenores de lo que recomiendan los expertos en salud.
¿A qué hora dormir la siesta?
Toma tu siesta después de comer, entre las 13 y las 17h. Cuanto más pronto, mejor. Aprovecharás esa somnolencia tan habitual después de comer. Pero, atención, no te tumbes según termines de comer, lo ideal es esperar al menos 20 minutos para tumbarte. Así evitarás la aparición de invitados desagradables como la acidez o el reflujo.
No te sabotees con una siesta larga
No te pases: dedícale a la siesta 30 minutos como máximo. Dormir más tiempo durante el día puede afectar al descanso nocturno y traer más inconvenientes que beneficios.
El lugar importa
Asegúrate de dormir la siesta en un lugar acogedor y tranquilo.
El sofá puede ser un lugar idóneo, ya que la sala suele ser un lugar en casa en el que nos sentimos a gusto y la postura en el sofá nos mantendrá ligeramente incorporados, evitando así también el reflujo. Para esto, resultan ideales los sofás reclinables.
Las siestas con pijama y dentro de la cama pueden ser traicioneras, ya que nos predisponen a un sueño prolongado, del que puede ser difícil despegarse pasados 20 minutos a media hora. Además, las hacemos en posición totalmente horizontal, por lo que los inconvenientes ligados a una digestión lenta se invitan a la fiesta.
Si somos capaces de controlar la variable tiempo, las siestas en la cama con unas almohadas que rompan con la horizontalidad son un acierto casi siempre. ¿Por qué casi? Porque en la cama otros aspectos entran en juego, como la temperatura de la habitación, la calidad del colchón, la ropa de cama, etc. Si quieres hacerte con un colchón de calidad que le dé el broche de oro a tu sueño de noche y de día, en la web de Hypnia encontrarás las mejores ofertas.
Tápate para dormir
Si vas a dormir siesta, tápate con algo aunque sea una manta o sábanas ligeras, independientemente de que no tengas frío antes de conciliar el sueño. Mientras dormimos, principalmente durante la fase REM, el cuerpo pierde en parte su capacidad para regular la temperatura. Dormir sin taparte puede suponer que cojas frío y termines la digestión de la peor de las maneras.